jueves, 16 de junio de 2011

Película: La doble vida de Walter

Dirección: Jodie Foster
Actores: Mel Gibson, Jodie Foster, Anton Yeltin, entre otros
Género: Drama
Origen: Estados Unidos, 2011
Duración: 91 minutos.
Calificación: Apta para mayores de 13 años con reservas
http://www.thebeaver-movie.com/

La actriz, productora y directora Jodie Foster (48), quien viene dirigiendo hace un tiempo (“Mentes que brillan 1991”), entre otros; para este personaje pensó en su amigo y colega Mel Gibson (55); su último trabajo fue en “Al filo de la oscuridad” (2010) y se encuentran próximo a estrenarse otros films.
Este es un drama familiar, vemos a Walter Black (Mel Gibson) está divorciado de Meredith (Jodie Foster) tiene dos hijos de edades diferentes un niño Henry Black (Riley Thomas Stewart), que no logra relacionarse con sus compañeros y Porter Black (Anton Yelchin) de 17 años. Como adolescente están presentes todos los conflictos de la edad que atraviesa.
Este hombre fue un exitoso ejecutivo de la industria del juguete, se encuentra inmerso en una gran depresión, ahora vive solo y perdió la felicidad de la vida familiar.
Un día de forma circunstancial o no, encuentra un títere que es un castor, al rato intenta suicidarse, ¿es casual?; lo agrega a su cuerpo, en su mano izquierda, es una extensión de su cuerpo, es su otro yo; esta simpática marioneta vive con él en todo momento, ante la imposibilidad de enfrentar la vida, la utiliza como una terapia de salvación.
A las personas le entrega una tarjetita donde dice que habla a través de ese títere terapéutico, de esta forma conquista a su esposa, divierte a su hijo menor, vuelve a triunfar en los negocios y en lo social, los conflictos surgen porque no puede ingresar en el mundo adolescente de Porter y cómo deshacerse de este títere.
Es una comedia dramática interesante, donde toca un tema bastante difícil la salud mental, Mel Gibson logra una gran interpretación, deja todo en ella, es creíble; un buen trabajo de Anton Yelchin como el hijo adolescente que reniega de su padre, el pequeño Riley Thomas Stewart con tan solo ocho años logra meterse en su personaje, hay elementos muy valiosos sobre la psicología de la persona que sufre de pánico y depresión, acompaña muy bien la música de Marcelo Zarvos; pero le falta fuerza narrativa, llega un momento que da muchas vueltas para lograr un remate y unos quince minutos antes de su resolución terminas mirando el reloj.

Mi Opinión: Buena
Por: Susana Salerno

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